Que mal estaba
cuando creía que mi vida estaba incompleta porque nunca había tenido un amor de
verano, siempre imagine y hasta fantasee con conocer a alguien en uno de esos
viajes que se hacen a mitad del año para descansar de la rutina, encontrar tal
vez a alguien al estilo los puentes de Madisson. Que mal estaba en verdad,
porque ahora sé, que los mejores amores son los de otoño, esos se quedan para
toda la vida.