domingo, 10 de marzo de 2013

Encuentro...

Era un viernes común y corriente para mí, ya de noche, después del ajetreado día laboral, me encontraba en mi bar favorito, el único lugar donde podía estar en un extremo de la barra disfrutando de una cerveza sin que nadie quisiera saber por qué estaba sola, en qué pensaba o por qué no hablaba. Ese viernes, lo que creí sería una noche común, que después de un par de cervezas que me relajaran, terminaría llegando a casa sola, sin nada sobresaliente que escribir en mi diario, se convirtió en la mejor y peor historia que me permito relatar el día de hoy, con algo de torpeza en mis palabras, tal vez mal empleadas.

Te acercaste, no porque quisieras saber de mí, te preocupaba mucho la hora, te note nervioso y ansioso, sin preguntarte que te pasaba o si podía ayudarte en algo, solo respondí a tu pregunta; -son las 11:19, dije. Sin decir gracias, volteaste a ver al bartender y pediste algo de beber. Te observe fijamente por un momento, es guapo pensé, me gustaron tus rastas, llevabas un banda sosteniéndolas, como para no dejarlas escapar, tus ojos son pequeños, no pude ver en ese momento el color, pero la forma los hacia quedar a la perfección en tu rostro, tenías la barba ya de varios días, pero en la barbilla colgaba más larga, lo cual te hacia ver como ese estereotipo de hombre que me llama la atención, tus labios pude notar que son pequeños, pero antojables, llevabas puesto una camisa a cuadros y un pantalón de mezclilla, volviendo a observarte de arriba a abajo, me dije: definitivamente es el hombre de mis sueños, hablando físicamente claro. De repente volteaste con esa mirada retadora, que no necesita palabras para decir: ¿qué me ves? Yo solo me dispuse a sonreírte, respondiste con una sonrisa y comenzaste la plática:

-¿Cómo te llamas?

-Carolina, respondí

-Mucho gusto, mi nombre es Martín.

Y así, con esas preguntas de cajón para empezar a conocer a alguien, estuvimos platicando por espacio de media hora, me dijiste que tienes 30 años, eres músico, te gustan los viajes, a la playa más que nada, que vives solo, que no tienes novia. Fue ahí cuando comenzaste a platicarme la historia del por qué estabas ahí y el porqué de tu nerviosismo...

Continuara...




Olvido...

Eres ya un pasado que se esta dejando olvidar, un recuerdo que poco a poco se borra de mi mente, como esa sensación de un vacío que se va llenando con un nuevo sentimiento, con una nueva ilusión, con un nuevo sueño, con un nuevo querer...



domingo, 3 de marzo de 2013

Un segundo...

Y si por lo menos existiera ese momento, en el que todo se queda quieto por un segundo, en el que mi mente no pelee con el corazón, queriendo hacerle entender por qué las cosas no se pueden dar como él quiere, en donde mi corazón no conduzcan las lágrimas a los ojos, en señal de una nueva derrota y en donde los ojos no le pasen a la mente la imagen de tu rostro que parece quiere habitar en ella por siempre...