Vieron el amanecer abrazados, lo contemplaron en silencio, aún con algo de agotamiento, ella se quedó dormida en sus brazos, él contemplándola pensó en Alicia, quiso hacer la comparación que hacía en aquella época en la que empezaba al amistad, pero no pudo, su mente no se lo permitió, pues sabía que entre ellas no había comparación alguna, Carolina, sin planearlo, provoco en él algo que no había sentido hasta ese momento con ninguna otra mujer. Durmieron hasta medio día, después de unos minutos de besos y abrazos de “buenos días”, Carolina se dispuso a entrar a la ducha, mientras Martín revisaba su teléfono, tenía varias llamadas perdidas y algunos mensajes, como podría suponerse; de Alicia, en donde se disculpaba con él por su ausencia, pero donde no daba ninguna explicación de la razón por la cual no se presentó, solo le pedía que se vieran esa tarde, y ahí le podría platicar con calma y detalle el por qué.
Él se quedó unas horas más con Carolina, platicaron, comieron, y se despidieron, sin saber exactamente que decir al final, si un adiós, un hasta luego, o un yo te llamo, las palabras sobraron en ese minuto en que al mirarse la reacción fue abrazarse inmediatamente, ella lo vio alejarse poco a poco.
Martín salió y fue directo a su casa, necesitaba darse un baño y cambiarse de ropa, pero antes, para engañar al cansancio, decidió dormir 15 minutos, los cuales se convirtieron en una hora, de un sobresalto salió de la cama. Se encamino con paso rápido a la cita con Alicia, quien ya lo esperaba en el lugar acordado, trató de que la emoción de la noche anterior regresara a él, pero no lo logro, por una extraña razón, ya no sentía nervios, ya no le atormentaba el qué le diría o el cómo sería el encuentro. Llegó con una tranquilidad que cualquiera pensaría que era un encuentro más en sus vidas. Se acercó a ella y le dio un beso en la mejilla, seguido por un abrazo fraternal, Alicia sin más preámbulo, le explico la razón por la que no llegó esa noche al bar, él la escucho atento, prestando atención a cada detalle.
-Ya te extrañaba- Finalizo Alicia.
-Yo también te extrañaba- Respondió él.
Martín quiso contarle lo que había sucedido esa noche, pero ella se acercó a él para impedirle con un beso, que saliera de su boca cualquier palabra que pudiera arruinar el momento. Un beso, ese beso tan deseado por ambos después de esa despedida por los planes fallidos. Salieron del lugar y se fueron al parque más cercano, sentados en una banca, platicaron por horas, recobraron el plan de viajar, hicieron una lista de los países que visitarían, no pusieron tiempo límite, ni fechas, pero entre tantos planes, Alicia le hace ver a Martín el miedo que siente de empezar algo nuevo con él, su principal miedo era perder su amistad, ya sabía lo que era vivir sin él y no estaba preparada para afrontar esa pérdida nuevamente, a eso él le propuso un pacto; que simplemente dejaran que el amor complementara la amistad, sin permitir que la desplace, y así como todo pacto debe sellarse, lo hicieron con un beso largo y sin final.
Ahora, Martín se encontraba confundido, en su mente, estaba haciendo una comparación, comparaba a Alicia con Carolina, trató de no pensar en eso, pues realmente a Carolina la ha visto una sola vez en su vida, no podía inquietarse por eso, ahora tenía todo lo que había querido desde hace diez años, sería una estupidez dejar todo eso, por la pasión de una noche, o es que; ¿valdría la pena hacer un cambio? ¿Cómo saberlo?
Tenía la oportunidad de decidir, ya no se trataba de cumplir una obligación, si no, de hacerle caso a sus sentidos, a sus deseos. No quiso apresurarse, dejó pasar el tiempo, total, si Carolina no lo buscaba en esos días, no tendría motivos para dejar algo que anheló durante tantos años.
Pasaron los días, y no obtuvo noticias de Carolina, parecía como si nunca la hubiera conocido, como si no existiera, pero entre más pasaba el tiempo, más pensaba en ella. Al cabo de un mes sin noticias de ella, y de no dejar de pensarla y desearla, decidió buscarla, no sin antes hablar con Alicia, platicarle todo lo sucedido y pedirle una disculpa por una vez más dejarla por otra mujer, trató de hacerle entender y explicarle sus razones, decía que si alguien más era capaz de provocarle tal estado, no veía el por qué estar con alguien que no causaba ya emoción en él. Alicia dándole un ultimátum y un momento para reflexionar su decisión, le dijo que la amistad se terminaría ahí, junto con los sueños de ambos, los planes que por segunda vez se frenaban y nunca más se volverían a mencionar, que para ella estaría muerto y nunca más volverían a saber uno del otro.
Martin no perdió el tiempo y fue en busca de Carolina, recordaba exactamente el camino a su casa, la forma y hasta el color de la misma. Llamo a la puerta y no salió nadie, esperó ahí por más de tres horas en vano. Antes de emprender el camino de regreso, se acercó a la casa vecina y pregunto por Carolina, la respuesta fue como un balde de agua fría sobre su cuerpo, ella había fallecido, la vecina se apresuró a decirle que cuando encontraron el cuerpo no encontraron nada, ni siquiera una agenda donde localizar y avisarle a familiares o amigos, sin decir gracias ni adiós, se fue del lugar sin pedir más explicaciones, y sin aceptar esa noticia como válida.
Se encerró en su habitación y aún atónito por la noticia, trató de recordar esa noche de hace un mes, guardar en su mente la textura de su piel que sintió en cada caricia, el olor que percibió, la mirada tierna e insinuante. No podía aceptar la realidad, cómo alguien puede llegar a tu vida e irse así, sin decir adiós, siempre escuchó que las personas entran en nuestra vida por una razón y se van por otra razón, siempre supo que es realmente uno quien elige quien se queda y quien se va, pero esta vez, el destino le jugo una broma pesada al darle la vuelta a su elección.
Trato de recobrar el hilo de su vida, seguir sus días, sin aceptar la realidad. Al pasar de los días, cada noche recorría la calle de Carolina, se quedaba frente a su casa con la esperanza de verla asomarse por la venta, o de perdida verla salir a tirar la basura, verla, eso era lo único que pedía, verla solo una vez más.
Poco a poco dejo de dar ese paseo nocturno. Cinco meses después, cuando creía que por fin el sufrimiento había pasado, habiendo aceptado ya la más grande pérdida que había sentido en su vida, decidió dar un último paseo por esa calle, cerrar el ciclo y continuar, se paró por un momento frente a la casa, como solía hacerlo con esa esperanza de hace meses, notó que ya estaba diferente la fachada, era lógico, en ese tiempo lo más seguro es que alguien más habitara la casa, vertió alguna lágrimas y antes de dar el primer paso que lo alejara de ese lugar, vio salir a alguien, su silueta le era conocida, no podía creer lo que veía, por qué estaba ella ahí. Sin pensarlo se acercó y se plantó frente a ella, pidiendo una explicación sobre su presencia en esa casa, viéndolo a los ojos Alicia le dijo:
-Si no eres para mí, no lo serás para nadie más.- Se subió a su auto y se fue.
F I N
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