martes, 12 de noviembre de 2013

Complemento...

Te he esperado por mucho tiempo,
Siendo sincera; comienzo a impacientarme,
Y es que ha habido tantas personas pretendiendo ser tú,
A veces me engañan muy bien.

¿Dónde estás?
¿Te estas escondiendo?
¿A caso es una broma tu ausencia?
¿Cuándo llegaras?

Y es que, ¿No te das cuenta la falta que me haces?
No sé cuánto tiempo más podré soportar.

Pero, ¿Y cómo te reconoceré?
A veces me da miedo,
Que un impostor se quede con este,
Mi amor que es para ti.

Deje de buscarte un tiempo,
Deje de esperar que aparecieras a la vuelta de la esquina.
Me reía de esas personas que decían;
“cuando menos lo pienses llegara”

Leí muchas historias de amor,
Que comenzaban sin buscarlas…
Trate de escribir la mía,
De crearla al menos en palabras.

Ahora, ni todas las palabras del mundo,
Superan esta realidad que vivo contigo.
Agradezco, el que hayas salido de tu escondite,
Que hayas llegado a mi vida,
Planeado o no, llegaste en el momento justo.

Contigo, no necesito escribir nada,
Ni imaginar situaciones,
Me basta con vivirlo.
Con sentirlo.


jueves, 7 de noviembre de 2013

"Carta a un amigo", William Shakespeare



"Después de algún tiempo aprenderás la diferencia entre dar la mano y socorrer a un alma y aprenderás que amar no significa apoyarse, y que compañía no siempre significa seguridad.

Comenzarás a aprender que los besos no son contratos, ni regalos, ni promesas.

Comenzarás a aceptar tus derrotas con la cabeza erguida y la mirada al frente, con la gracia de un niño y no con la tristeza de un adulto y aprenderás a construir hoy todos tus caminos, porque el término mañana es incierto para los proyectos y el futuro tiene la costumbre de caer en vacío. Después de un tiempo aprenderás que el sol quema si te expones demasiado. Aceptarás incluso que las personas buenas podrían herirte alguna vez y necesitarás perdonarlas.

Aprenderás que hablar puede aliviar los dolores del alma...

Descubrirás que lleva años construir confianza y apenas unos segundos para destruirla y que tú también podrás hacer cosas de las que te arrepentirás el resto de tu vida.

Aprenderás que las nuevas amistades continúan creciendo a pesar de las distancias y que no importa que es lo que tienes en la vida sino a quien tienes en la vida, y que los buenos amigos son la familia que nos permitimos elegir. Aprenderás que no tenemos que cambiar de amigos, si estamos dispuestos a aceptar que los amigos cambian.

Te darás cuenta que puedes pasar buenos momentos con tu mejor amigo, haciendo cualquier cosa o simplemente nada, sólo por el hecho de disfrutar su compañía.

Descubrirás que muchas veces tomas a la ligera a las personas que más te importan y por éso siempre debemos decirles a esas personas que las amamos, porque nunca estaremos seguros de cuando será la última vez que las veamos. Aprenderás que las circunstancias y el también que nos rodea tiene influencia sobre nosotros, pero nosotros somos los únicos responsables de lo que hacemos.

Comenzarás a aprender que no nos debemos comparar con los demás, salvo cuando queremos imitarlas para mejorar. Descubrirás que se lleva mucho tiempo para llegar a ser la persona que quieres ser, y que el tiempo es corto.

Aprenderás que no importa a donde llegaste sino adonde te diriges y si no lo sabes cualquier lugar sirve.
Aprenderás que sino controlas tus actos ellos te controlan y que ser flexible no significa ser débil o no tener personalidad, porque no importa cuan delicada o frágil sea una situación: siempre existen dos lados.

Aprenderás que héroes son las personas que hicieron lo que era necesario, enfrenando las consecuencias...

Aprenderás que la paciencia requiere mucha práctica. Descubrirás que algunas veces la persona que esperas que te patee cuando te caes, tal vez, sea una de las pocas que te ayuden a levantarte.

Madurar tiene más que ver con lo que has aprendido, que con los años vividos.

Aprenderás que hay mucho más de tus padres en ti que lo que supones.
Aprenderás que nunca se debe decir a un niño que sus sueños son tonterías, porque pocas cosas son tan humillantes, y sería una tragedia que se lo creyese porque le estarás quitando la esperanza.

Aprenderás que cuando sientas rabia, tienes derecho a tenerla, pero eso no te da derecho a ser cruel. Descubrirás que solo porque alguien no te ama de la forma que quieres, no significa que no te ame con todo lo que puede. Porque hay personas que nos aman, pero que no saben cómo demostrarlo...

No siempre es suficiente ser perdonado por alguien, algunas veces tendrás que aprender a perdonarte a ti mismo.
Aprenderás que con la misma severidad con la que juzgas, también serás juzgado y en algún momento ordenado.

Aprenderás que no importa en cuantos pedazos tu corazón se partió, el mundo no se detiene para que los arregles.

Aprenderás que el tiempo no es algo que puedes volver atrás, por lo tanto debes cultivar tu propio jardín y decorar tu alma, en vez de esperar que alguien te traiga flores.

Entonces y solo entonces, sabrás realmente lo que puedes soportar, que eres fuerte y que podrás ir, mucho más lejos, que cuando creías que no se podía más.

Es que realmente la vida vale más cuando tienes valor de enfrentarla."


martes, 29 de octubre de 2013

Rutina...

Sentada en el mismo lugar desde hace un año,
Ya me pesa la monotonía, un horario de oficina,
De lunes a viernes, con solo media hora de comida,
La única variedad es el uniforme, que cambia cada seis meses,
Apenas me acostumbro a este tipo de rutina,
Me acostumbro, pero no me resigno,
No me resigno a que así será el resto de mi vida,
Nunca lo he hecho, siempre termino por dejarla y
Apartarme de ella varios meses,
Pero esta vez lo veo difícil, dejar todo, por nada.
Y al final volver a un empleo similar,

Es lo único que sé hacer…

Me pregunto, qué será de un artista,
De esos que pintan, que crean algo,
No de los que “actúan”…
Qué será de su vida, cómo serán sus días,
Qué hay en la mente de un escritor,
¿También serán sus días una serie de rutinas?

Siempre las mismas preguntas…



viernes, 25 de octubre de 2013

Para el Flaco...

A veces me pongo a pensar en él,
más en estas fechas,
en que sé que anda dando un tour por este país.
¿Qué pasaría si lo tuviera frente a mí?
tal vez gritaría de la emoción,
o tan solo me quedaría inmóvil,
una sonrisa definitivamente si le mostraría,
y le diría: “Flaco, una foto por favor”
le robaría un abrazo, para quedar por un momento impregnada de su olor,
le daría las gracias, por acompañarme en todos estos años de mi vida,
por estar con su música, en esas tantas noches en vela,
esos días de lluvia, esos días de llanto, esos días de alegría.

En esa última estación de su gira; el penúltimo tren, fue la primera vez que lo vi en vivo,
lo recuerdo perfectamente, fue un sábado 12 de noviembre del 2011,
para mi suerte, regresó un año después, acompañado de otro genio; Serrat,
fue un martes 23 de octubre del 2012,
este año no tuve la suerte de verlo, pero me llenó el corazón de alegría,
que por primera vez visitara mi ciudad, Juárez, Chih.

Joaquinito, 19 días y 500 noches, es muy poco tiempo para aprender a olvidarte, ni tomando pastillas para no soñar, podría dejar tu música, tu letra, tu voz. Y aunque no hay nostalgia peor que añorar lo que nunca jamás sucedió, añoro el día en que pueda verte a los ojos, regalarte mi sonrisa y abrazarte por fin. Por ti, en mis lunes al café del desayuno, vuelve la guerra fría, y los jueves son cobardes. Espero subamos juntos a ese tranvía para mudarnos al barrio de la alegría. Y a esas amarguras que no son amargas cuando las canta Chavela Vargas y las escribe un tal José Alfredo, le añadiría; y mucho menos cuando se escucha a ese Sabina, ese que usa bombín, el que dice que; “está bien tener sombrero por si se presenta una buena ocasión para quitárselo”.

Se te Quiere Flaco… ♥

lunes, 30 de septiembre de 2013

Morir o matar...

Otro final... :)

Vieron el amanecer abrazados, lo contemplaron en silencio, aún con algo de agotamiento, ella se quedó dormida en sus brazos, él contemplándola pensó en Alicia, quiso hacer la comparación que hacía en aquella época en la que empezaba al amistad, pero no pudo, su mente no se lo permitió, pues sabía que entre ellas no había comparación alguna, Carolina, sin planearlo, provoco en él algo que no había sentido hasta ese momento con ninguna otra mujer. Durmieron hasta medio día, después de unos minutos de besos y abrazos de “buenos días”, Carolina se dispuso a entrar a la ducha, mientras Martín revisaba su teléfono, tenía varias llamadas perdidas y algunos mensajes, como podría suponerse; de Alicia, en donde se disculpaba con él por su ausencia, pero donde no daba ninguna explicación de la razón por la cual no se presentó, solo le pedía que se vieran esa tarde, y ahí le podría platicar con calma y detalle el por qué.
Él se quedó unas horas más con Carolina, platicaron, comieron, y se despidieron, sin saber exactamente que decir al final, si un adiós, un hasta luego, o un yo te llamo, las palabras sobraron en ese minuto en que al mirarse la reacción fue abrazarse inmediatamente, ella lo vio alejarse poco a poco. 

Martín salió y fue directo a su casa, necesitaba darse un baño y cambiarse de ropa, pero antes, para engañar al cansancio, decidió dormir 15 minutos, los cuales se convirtieron en una hora, de un sobresalto salió de la cama. Se encamino con paso rápido a la cita con Alicia, quien ya lo esperaba en el lugar acordado, trató de que la emoción de la noche anterior regresara a él, pero no lo logro, por una extraña razón, ya no sentía nervios, ya no le atormentaba el qué le diría o el cómo sería el encuentro. Llegó con una tranquilidad que cualquiera pensaría que era un encuentro más en sus vidas. Se acercó a ella y le dio un beso en la mejilla, seguido por un abrazo fraternal, Alicia sin más preámbulo, le explico la razón por la que no llegó esa noche al bar, él la escucho atento, prestando atención a cada detalle. 

-Ya te extrañaba- Finalizo Alicia.
-Yo también te extrañaba- Respondió él.

Martín quiso contarle lo que había sucedido esa noche, pero ella se acercó a él para impedirle con un beso, que saliera de su boca cualquier palabra que pudiera arruinar el momento. Un beso, ese beso tan deseado por ambos después de esa despedida por los planes fallidos. Salieron del lugar y se fueron al parque más cercano, sentados en una banca, platicaron por horas, recobraron el plan de viajar, hicieron una lista de los países que visitarían, no pusieron tiempo límite, ni fechas, pero entre tantos planes, Alicia le hace ver a Martín el miedo que siente de empezar algo nuevo con él, su principal miedo era perder su amistad, ya sabía lo que era vivir sin él y no estaba preparada para afrontar esa pérdida nuevamente, a eso él le propuso un pacto; que simplemente dejaran que el amor complementara la amistad, sin permitir que la desplace, y así como todo pacto debe sellarse, lo hicieron con un beso largo y sin final. 

Ahora, Martín se encontraba confundido, en su mente, estaba haciendo una comparación, comparaba a Alicia con Carolina, trató de no pensar en eso, pues realmente a Carolina la ha visto una sola vez en su vida, no podía inquietarse por eso, ahora tenía todo lo que había querido desde hace diez años, sería una estupidez dejar todo eso, por la pasión de una noche, o es que; ¿valdría la pena hacer un cambio? ¿Cómo saberlo? 
Tenía la oportunidad de decidir, ya no se trataba de cumplir una obligación, si no, de hacerle caso a sus sentidos, a sus deseos. No quiso apresurarse, dejó pasar el tiempo, total, si Carolina no lo buscaba en esos días, no tendría motivos para dejar algo que anheló durante tantos años.

Pasaron los días, y no obtuvo noticias de Carolina, parecía como si nunca la hubiera conocido, como si no existiera, pero entre más pasaba el tiempo, más pensaba en ella. Al cabo de un mes sin noticias de ella, y de no dejar de pensarla y desearla, decidió buscarla, no sin antes hablar con Alicia, platicarle todo lo sucedido y pedirle una disculpa por una vez más dejarla por otra mujer, trató de hacerle entender y explicarle sus razones, decía que si alguien más era capaz de provocarle tal estado, no veía el por qué estar con alguien que no causaba ya emoción en él. Alicia dándole un ultimátum y un momento para reflexionar su decisión, le dijo que la amistad se terminaría ahí, junto con los sueños de ambos, los planes que por segunda vez se frenaban y nunca más se volverían a mencionar, que para ella estaría muerto y nunca más volverían a saber uno del otro.
Martin no perdió el tiempo y fue en busca de Carolina, recordaba exactamente el camino a su casa, la forma y hasta el color de la misma. Llamo a la puerta y no salió nadie, esperó ahí por más de tres horas en vano. Antes de emprender el camino de regreso, se acercó a la casa vecina y pregunto por Carolina, la respuesta fue como un balde de agua fría sobre su cuerpo, ella había fallecido, la vecina se apresuró a decirle que cuando encontraron el cuerpo no encontraron nada, ni siquiera una agenda donde localizar y avisarle a familiares o amigos, sin decir gracias ni adiós, se fue del lugar sin pedir más explicaciones, y sin aceptar esa noticia como válida.
Se encerró en su habitación y aún atónito por la noticia, trató de recordar esa noche de hace un mes, guardar en su mente la textura de su piel que sintió en cada caricia, el olor que percibió, la mirada tierna e insinuante. No podía aceptar la realidad, cómo alguien puede llegar a tu vida e irse así, sin decir adiós, siempre escuchó que las personas entran en nuestra vida por una razón y se van por otra razón, siempre supo que es realmente uno quien elige quien se queda y quien se va, pero esta vez, el destino le jugo una broma pesada al darle la vuelta a su elección.
Trato de recobrar el hilo de su vida, seguir sus días, sin aceptar la realidad. Al pasar de los días, cada noche recorría la calle de Carolina, se quedaba frente a su casa con la esperanza de verla asomarse por la venta, o de perdida verla salir a tirar la basura, verla, eso era lo único que pedía, verla solo una vez más.
Poco a poco dejo de dar ese paseo nocturno. Cinco meses después, cuando creía que por fin el sufrimiento había pasado, habiendo aceptado ya la más grande pérdida que había sentido en su vida, decidió dar un último paseo por esa calle, cerrar el ciclo y continuar, se paró por un momento frente a la casa, como solía hacerlo con esa esperanza de hace meses, notó que ya estaba diferente la fachada, era lógico, en ese tiempo lo más seguro es que alguien más habitara la casa, vertió alguna lágrimas y antes de dar el primer paso que lo alejara de ese lugar, vio salir a alguien, su silueta le era conocida, no podía creer lo que veía, por qué estaba ella ahí. Sin pensarlo se acercó y se plantó frente a ella, pidiendo una explicación sobre su presencia en esa casa, viéndolo a los ojos Alicia le dijo: 
-Si no eres para mí, no lo serás para nadie más.- Se subió a su auto y se fue.


F I N

martes, 24 de septiembre de 2013

Decisiones...

Vieron el amanecer abrazados, lo contemplaron en silencio, aún con algo de agotamiento, ella se quedó dormida en sus brazos, él contemplándola pensó en Alicia, quiso hacer la comparación que hacía en aquella época en la que empezaba al amistad, pero no pudo, su mente no se lo permitió, pues sabía que entre ellas no había comparación alguna, Carolina, sin planearlo, provoco en él algo que no había sentido hasta ese momento con ninguna otra mujer. Durmieron hasta medio día, después de unos minutos de besos y abrazos de “buenos días”, Carolina se dispuso a entrar a la ducha, mientras Martín revisaba su teléfono, tenía varias llamadas perdidas y algunos mensajes, como podría suponerse; de Alicia, en donde se disculpaba con él por su ausencia, pero donde no daba ninguna explicación de la razón por la cual no se presentó, solo le pedía que se vieran esa tarde, y ahí le podría platicar con calma y detalle el por qué.

Él se quedó unas horas más con Carolina, platicaron, comieron, y se despidieron, sin saber exactamente que decir al final, si un adiós, un hasta luego, o un yo te llamo, las palabras sobraron en ese minuto en que al mirarse la reacción fue abrazarse inmediatamente, ella lo vio alejarse poco a poco. 

Salió y fue directo a su casa, necesitaba darse un baño y cambiarse de ropa, pero antes, para engañar al cansancio, decidió dormir 15 minutos, los cuales se convirtieron en una hora, de un sobre salto salió de la cama. Se encamino con paso rápido, a la cita con Alicia, quien ya lo esperaba en el lugar acordado, trato de que la emoción de la noche anterior regresara a él, pero no lo logro, por una extraña razón, ya no sentía nervios, ya no le atormentaba el qué le diría o el cómo sería el encuentro. Llegó con una tranquilidad que cualquiera pensaría que era un encuentro más en sus vidas. Se acercó a ella y le dio un beso en la mejilla, seguido por un abrazo fraternal, Alicia sin más preámbulo, le explico la razón por la que no llego esa noche al bar, él la escucho atento, prestando atención a cada detalle. 

-Ya te extrañaba- Finalizo Alicia.
-Yo también te extrañaba- Respondió él.

Martín quiso contarle lo que había sucedido esa noche, pero ella se acercó a él para impedirle con un beso, que saliera de su boca cualquier palabra que pudiera arruinar el momento. Un beso, ese beso tan deseado por ambos después de esa despedida por los planes fallidos. Salieron del lugar y se fueron al parque más cercano, sentados en una banca, platicaron por horas, recobraron el plan de viajar, hicieron una lista de los países que visitarían, no pusieron tiempo límite, ni fechas, pero entre tantos planes, Alicia le hace ver a Martín el miedo que siente de empezar algo nuevo con él, su principal miedo era perder su amistad, ya sabía lo que era vivir sin él y no estaba preparada para afrontar esa pérdida nuevamente, a eso él le propuso un pacto; que simplemente dejaran que el amor complementara la amistad, sin permitir que la desplace, y así como todo pacto debe sellarse, lo hicieron con un beso largo y sin final. 

Ahora, Martin se encontraba en una encrucijada, en su mente, estaba haciendo una comparación, comparaba a Alicia con Carolina, trató de no pensar en eso, pues realmente a Carolina la ha visto una sola vez en su vida, no podía inquietarse por eso, ahora tenía todo lo que había querido desde hace diez años, sería una estupidez dejar todo eso, por la pasión de una noche, o es que; ¿valdría la pena hacer un cambio? ¿Cómo saberlo? 

Tenía la oportunidad de decidir, ya no se trataba de cumplir una obligación, si no, de hacerle caso a sus sentidos, a sus deseos. No quiso apresurarse, dejó pasar el tiempo, total, si Carolina no lo buscaba en esos días, no tendría motivos para dejar algo que anheló durante tantos años.

Pasaron los días, y no obtuvo noticias de Carolina, parecía como si nunca la hubiera conocido, como si no existiera, pero entre más pasaba el tiempo, mas pensaba en ella. Al cabo de dos semanas sin noticias de ella, y de no dejar de pensarla y desearla, decidió buscarla, no sin antes hablar con Alicia, platicarle todo lo sucedido y pedirle una disculpa por una vez más dejarla por otra mujer, trató de hacerle entender y explicarle sus razones, decía que si alguien más era capaz de provocarle tal estado, no veía el por qué estar con alguien que no causaba ya emoción en él. 
La amistad se terminaba ahí, junto con los sueños de ambos, los planes que por segunda vez se frenaban y nunca más se volverían a mencionar.

Martín no perdió el tiempo y fue en busca de Carolina, recordaba exactamente el camino a su casa, la forma y hasta el color de la misma. Llamo a la puerta y no salió nadie, espero ahí por más de tres horas en vano. Antes de emprender el camino de regreso, se acercó a la casa vecina y pregunto por Carolina, la respuesta fue como un balde de agua fría sobre su cuerpo, pues le dijeron que hace varios años que nadie vive en esa casa, sin más preguntas y sin querer saber detalle se fue.

Se encerró en su habitación y aun atónito por la noticia, trató de recordar esa noche de hace dos semanas, estaba en el bar, y a un lado estaba ella, cómo podía ser posible eso, lo más seguro es que se equivocara de casa, realmente iba con un grado alto de alcohol y pudo haber confundido las calles, si no podía ser otra cosa.

Trato de dormir y recordar con más detalle ese camino, en sus sueños, era el mismo que había recorrido esa tarde. 

Sonó un timbre. No era su celular, ni su despertador, era el de su celda, se abrió para dar entrada a dos enfermeros, con la noticia de que tenía visitas, en la sala estaban su esposa y su hijo.

Queriendo recobrar la realidad, pregunto por Alicia, por Carolina, nadie supo cómo decirle, que desde hace dos años, está internado en esa clínica, que Carolina no existe, que Alicia desapareció de su vida cuando le dijo que se quedaría con su esposa porque estaba embarazada y que desde entonces, empezó a vivir en una realidad alterna, en donde cada fin de semana tenía una nueva aventura y un nuevo rechazo a Alicia…

-Fin

sábado, 21 de septiembre de 2013

¿?..

¿Qué fue lo que te llevaste de mi?
Que aun es fecha que no logro sobrellevar mis días sin ti...

¿Qué fue eso que dejaste?
Para que en cada segundo asocie cada detalle a ti...

Pero la pregunta más importante sería;
¿Cuál fue esa promesa que dejaste sin cumplir?
Para que mi corazón tenga la esperanza viva de que volverás...


jueves, 19 de septiembre de 2013

Carolina y su soledad...

(Esta es la tercera parte del cuento... Espero les guste)

Carolina comienza su breve historia:
-Créeme, mi vida no es tan interesante y no tengo una historia fascinante como la tuya con un amor que por fin puede concluir en un vivieron felices por siempre. Podría resumirse en que baso mis días en lo que imagino, en lo que creo en mi mente fuera de la realidad para poder soportar un día más en esta vida. He pasado desapercibida todo este tiempo, en todo sitio donde me encuentre, en cada persona que pasa por mi vida, es como si no existiera en este mundo, paso sin dejar huella, bien podría estar en un cuarto lleno de gente y nadie sabría que estuve ahí. Cómo llegue a este punto, realmente no lo sé, me pongo a pensar y a reconstruir en mi mente lo que he hecho en todos estos años, y solo encuentro a una persona introvertida, tímida, que batalla para socializar, que cuando le entrega su confianza a alguien, siempre terminan por aprovecharse, que aunque las desilusiones lleguen una tras otra, no ha perdido la esperanza de encontrar aunque sea a una sola persona que valga la pena. Ya sé, ya sé, estás pensando que exagero, pero no, realmente no lo hago, en todos estos años, mis únicas relaciones amorosas han sido dos, las cuales duraron poco tiempo, con decirte que ninguna llego al año, imagínate. Pero bueno, realmente no hay mucho qué hablar de mí. 

Llegó un momento de silencio, después de esas palabras dichas uno al otro, se quedaron mirando fijamente, como tratando de leerse la mente para saber si eran verdad o mentira las anécdotas.

Con un pequeño dialogo rompieron el silencio:
-Ya son las tres de la mañana; ¿aún sigues creyendo que vendrá Alicia?
-Es obvio que no, hace tres horas que deje de creerlo.
-Está por cerrar el bar, creo que ya es hora de irnos.
-Si vámonos, te acompaño hasta tu casa, es peligroso que andes sola a esta hora.

Así, emprendieron el camino, entre tropiezos por el alcohol alojado de más en su organismo. Llegaron a la casa, y en el momento de la despedida, ella lo invita a pasar, a tomar un último trago y brindar, sin tanto ruido, por el encuentro que para sorpresa de ambos, había cambiado la noche que tenían esperada. Sin muchos aspavientos, ni avisos previos, él se acercó y tomándola por la cintura, comenzó a besarla, beso obviamente correspondido por ella, sin pensar y solo dejándose llevar por el momento, una de sus manos acaricia suavemente el cuello y con la otra la engancha a él, recorre su espalda como queriendo proponer un juego, acercándose un poco más de lo debido, besando su cuello y los labios nuevamente, en un beso que parece infinito, sus manos presurosas van hacia sus caderas, que sin querer tocan la piel, piel con piel, en el fervor de los movimientos involuntarios, las manos de ella recorren su espalda, queriendo también sentir su piel pasa sus manos por debajo de la playera, deslizándolas suavemente por su abdomen, por su pecho, así le quita la playera, sin perder el ritmo de las caricias y los besos, la pericia de tal movimiento es sorprendente, que ella no percata el momento en el que tiene sus dos manos por debajo de la blusa sujetándola y conociendo e identificando cada parte de su espalda, los besos de él empiezan bajar a una zona que jamás había conocido, besa entre la zona del pecho y del cuello, sintiendo como ella responde a cada beso, a cada roce de la lengua, siente esa exaltación que le provoca, la respiración acelerándose poco a poco, ella trata de acercarlo más a su cuerpo, queriendo sentir el roce de piel con piel, empezando a besar de hombro a hombro, quiere sentir ese calor que va expulsando cada poro, pasándose atrás de él, besa su nuca, recorre toda su espalda sin dejar un centímetro a salvo de sus labios, él se voltea nuevamente y sin que ella lo espere la lleva al pared sin que ninguno de los dos lo quiera, el ritmo es el que maneja la situación, la besa suavemente mientras es notorio el sudor en sus cuerpos por lo que él con un poco de atrevimiento decide responder el gesto y quitarle la blusa, para lo cual él está sumergido besando el intermedio de sus pechos, se miran fijamente a los ojos, mientras mutuamente se van desabrochando el pantalón uno al otro, esa mirada penetrante, cómplice entre ellos, se queda así hasta que ambos solo poseen sobre su cuerpo la ropa interior, él desiste un poco y regresa acariciar su vientre, su espalda, regresa por la ultima prenda de ropa que falta, el sostén que guarda los últimos secretos de su cuerpo, lo quita mientras le besa los labios y acarician sus lenguas, en el momento que suena clic, él le muerde un poco el labio, el calor de ambos se siente aún más, ahora sí, piel con piel, esa piel que ella empieza a recorrer sin interrupciones, no quiere dejar ningún lugar libre de roces, de caricias, de besos, él la voltea y recorre lentamente su espalda con besos, mientras sus manos acaricia sus pechos, su vientre, su cintura, ella volteándose lo lleva a la cama, y recorre cada parte de su cuerpo observando en cada momento la reacción de él, se queda acostada sobre su cuerpo, sintiendo cada uno la agitación que se han provocado, él la acerca para besarla para proponerle sin hablar un cambio de posiciones, quiere que ella este con la misma cantidad de sensaciones que ella ha provocado en él, empieza lentamente a recorrer su cuerpo con sus manos y con sus labios, se encuentra entre la divergencia de sus pechos o seguir, ante lo cual decide prudentemente seguir recorriendo su cuerpo con sus manos, sin pasar mucho tiempo baja un poco más, y besa su vientre, uno a uno va formando un camino hasta el límite de su cintura y su ropa interior, toca la parte protuberante de su cuerpo izquierdo con su mano, a lo cual ella solo cosquillea, y él muerde su ropa interior como pidiendo autorización, sin embargo ello no responde, roza ligeramente con su mano derecha toda su ropa interior de abajo hacia arriba, ella sin que él lo espere, toma sus manos y le indica que baje su ropa interior, así que no pierde mucho tiempo y busca la forma de quitarle a la par la última prenda que queda sobre él, para por fin, estar ambos, sin nada que se interponga en cada centímetro de su cuerpo en el roce de piel con piel, ella se recuesta nuevamente, llevándolo a él sobre su cuerpo, entrelazando sus piernas a las de él, y dejando en cada beso, la reacción de un movimiento involuntario en cada parte del cuerpo, movimientos que ya solo dejan ver la excitación a la que han llegado, él está al punto límite de excitación, decide besarla, los movimientos de ambos son fuertes e insinuantes, el con sus manos la sostiene de la cintura, la mira fijamente, proponiéndole, terminar lo que los dos habían comenzado, ella lo toma y acepta con la mirada y lo lleva hacia su cuerpo, la parte más femenina y la parte más viril están alineadas, sus respiraciones son incontroladas ya, ambos se dejan llevar por cada sensación, sus movimientos van uniéndolos más y más, logran sentirse el uno al otro sin dejar de besarse, de acariciase, tanto ella como él, sus cuerpos se mueven en un vaivén sin música en un compás sin tiempo donde la respiración marca el ritmo de la excitación de sus cuerpos, juega con su pecho, besa sus labios, recorre su espalda, quiere más de ella quiere sentirla, ella le permite sentir que son uno solo, en un mismo compás de movimientos, el disfruta cada momento y transmite su fuerza a ella, le besa la oreja, con ese acercamiento él puede escuchar en su oído cada gemido que provoca en ella, eso a él lo excita más, cada segundo que pasa es una nueva sensación que el descubre con ella, él sabe que está llegando al límite, ella lo mira, y él sabe que esa mirada es para decirle que no pare, que la deje sentirlo más, queriendo que lleguen al límite juntos, se dejan llevar sin medida, no hace falta que digan nada, ambos empiezan a sentir el uno por el otro que ese momento está llegando, el clímax, termina uno, pero no una historia, él sabe eso, entre gemidos descontrolados de los dos se detienen entre sudor y hormonas por el aire, él se recuesta sobre su pecho con un beso largo y peligroso, se quedan recostados piel con piel esperando el amanecer para otro historia mas.

-Con la colaboración de F. A. ;) 

lunes, 2 de septiembre de 2013

Beso...

Explosión mágica de sensaciones

Que comienza por una mirada

Seduciéndose mutuamente

Van sintiendo sus caricias

El roce de las manos en cada mejilla

Sin palabras, se dicen todo

Con esa complicidad de deseo, entrelazan sus labios

Sincronizandolos, sin necesidad de instrucciones

Parecen tener vida propia

Sentir los pies despegándose del suelo es inevitable

Sólo a eso le puedo llamar un beso.


viernes, 23 de agosto de 2013

Soportable...

Y a veces, es soportable esta soledad
teniendo la esperanza de que algún día
volverá a encenderse esa llama,
que hoy habita apagada en el corazón...

También a veces, es soportable la tristeza,
cuando puedo cerrar los ojos
e imaginar cientos de momentos,
recrear a mi gusto cada encuentro...

Puedo soportar el llanto,
cuando al menos tengo una almohada
que cada noche recoge las lagrimas
derramadas sin consuelo...



jueves, 8 de agosto de 2013

Martín...

(Esta es la segunda parte del cuento que empece a escribir, la primera parte se llama; Encuentro, la cual publique hace algunos meses... Aún faltan otras dos partes que están en proceso, espero les guste esta y si no, se aceptan todo tipo de sugerencias y comentarios... ¡Gracias!)

Estoy esperando a una amiga muy especial que viene de visita, quedamos en vernos en este lugar a las once en punto, sé que llegará –afirmó, queriendo realmente creer esas palabras- es una historia larga y complicada, podría ser la típica historia de amigos que se enamoran, que cuando uno se enamora, el otro no le corresponde y cuando pasa el tiempo se invierten los papeles, pero ahora, ahora nos encontramos en la parte en que ambos queremos y podemos. Este es el lugar en que nos conocimos hace diez años, por eso lo elegimos para el encuentro. Todo empezó un viernes como este, esa noche, después de una de las tantas clases que teníamos juntos, salimos varios compañeros deseosos de no regresar a casa hasta el amanecer, entre ese grupo estaba Alicia. La observe casi toda la noche, su sonrisa espontanea me hacía querer acerarme y saber qué causaba esa expresión en su rostro, tuve que tomar un poco más de lo debido para armarme de valor y poder iniciar una conversación, me decidí, después de varios intentos fallidos de ir a su mesa, acerque una silla y la puse a su lado, nos saludamos como si ya lo hubiéramos hecho muchas veces, ahí fue cuando supe que era especial, la indicada, pero no contaba con que ella ya tenía en su vida a su persona especial, yo solo quedaría como el amigo al que terminaría platicándole su relación, sus tristezas, sus desilusiones. Durante el primer año de amistad, fuimos muy cercanos, íbamos mucho a la casa uno del otro, no importaba la hora, ella siempre era bienvenida, y viceversa. Hubo días en los que llegaba a su casa a las cinco de la mañana después de haber estado con una chica, no a platicarle lo sucedido, si no, para compararlas y saber si haría buena o mala elección, ella era la base de comparación para cualquier relación que tenía, cualquier diferencia que hubiera entre ella y la chica en curso, era motivo suficiente para no seguir con la relación, o para ni siquiera empezarla. Pero el segundo año, para mi sorpresa y sin sospechar que su relación iba más en serio que nunca, me dio la noticia de que se casaría, a mediados de ese año ya sería una mujer casada, ahora sí, sin ninguna posibilidad de que algo más pudiera suceder entre ella y yo, pensé mucho, me quedaban pocos meses para actuar, para confesar todo sentimiento dentro de mi causado por ella, sólo por Alicia, pero cómo hacerlo, cómo encontrar las palabras exactas cuando de lo único que hablábamos era de preparativos, de invitaciones, de su felicidad y amor. No me atreví, dejé que los días siguieran su curso, actué como el mejor amigo, le ayude en todo lo que me pedía, y llegó el día, y ahí estuve, a su lado, viendo como le entregaba el resto de su vida a alguien más. Así que después de eso, se perdió la comunicación, cada quien empezó a vivir su vida, la verdad es que me dolía tanto que prefería no saber los detalles de su matrimonio de cuento de hadas, yo solo me dedique a sobrevivir mis días, me enfoque en terminar los estudios, conseguir un buen trabajo, así paso por más de un año y medio después de su boda. Poco a poco aceptando la realidad deje entrar a mi vida a una buena mujer, alguien que me amó con todo su corazón, y a quien creí amar de igual manera, por lo cual después de un año de noviazgo, decidí hacer mi vida a su lado. Tan fuerte fue la perdida de comunicación entre Alicia y yo, que no estuvo presente en mi boda, la invitación que le había hecho llegar, resulto rechazada por el correo por dirección errónea. Todo el primer año de mi matrimonio fue como una película, muchas aventuras, momentos que creí no podrían estarme sucediendo a mí, era tanta la felicidad que sentía, que decidimos hacer crecer la familia, ya habíamos platicado y hasta elegido algunos nombres, pero en ese año, recibí una visita en mi oficina, si, era Alicia, cómo dio conmigo, no lo sé, pero lo hizo, nos fuimos a comer y en la plática me contó sobre su divorcio, ya tenía un año separada y apenas hace un mes había firmado los papeles que oficializaban su separación, para mi sorpresa no fue eso lo que me impacto, si no, su confesión; me buscó porque en cierta etapa se dio cuenta que su vida sin mí no era igual, que no importaba quien estuviera compartiendo sus días y noches a su lado, nada era igual sin mí, que trato de vivir así, pero no funciono, me alegró escuchar todo eso, mentiría si dijera que pensé en mi esposa, no pensé en nada más que en Alicia y yo, en que podríamos empezar a vivir por fin una historia de amor, platicamos mucho, le confesé mis sentimientos, hicimos planes, planes para vernos los próximos días, planes para irnos de viaje, planes para empezar de cero, claro le conté sobre mi matrimonio, pero eso no nos importó a ninguno. Esa noche llegué a casa más tarde de lo usual, mi esposa ya estaba dormida, así que solo me acosté en mi lado de la cama y dormí, más feliz que nunca. En la mañana, como de costumbre me levante al sonido del despertador, hice el ritual del baño-almuerzo, y justo cuando abría la puerta para dirigirme a la oficina, me detiene por el brazo una mano, volteo y veo su rostro, con una sonrisa de oreja a oreja, giro un poco la cabeza y veo que sostiene en la otra mano una prueba de embarazo con resultado positivo, esto solo podría estarme pasando a mí, como decirle en ese momento que había regresado Alicia, reaccione como cualquier hombre deseoso de ser papá, la abrace y bese. Por la tarde, hable con Alicia, se enojó al saber que no dejaría a mi esposa, salió del restaurante y no volví a saber de ella. Me gustaría decir que fue la mejor decisión que pude haber tomado, pero no, no lo fue, el embarazo no trajo más que desacuerdos, peleas y llanto por su parte, aun así, seguimos intentándolo, pero ahora solo por el bebe que venía en camino, llegó el día del nacimiento y ver a ese pequeñito por primera vez, me movió todo, me mentalice para hacer después de ese día, todo por él y solo por él. Tratamos de hacer que funcionara, pero no lo logramos, al primer año de mi hijo, decidimos divorciarnos, era lo mejor para ambos. Volví a vivir solo por un tiempo, no estaba listo para ningún tipo de relación, me enfoque solo en mi hijo. Y si, por cosas del destino, por llamarle de algún modo, Alicia volvió a mi vida, ayer me la encontré sentada en un parque, me acerque a saludarla y le platique lo sucedido, ella seguía soltera, así que decidimos empezar de cero, ahora sí, en este, el lugar en el que por primera vez nos dijimos “hola”.

-Pero ya es mucho de mí, platícame de ti, tú porque estás aquí sola, sin indicio de querer socializar.

Continuara...


lunes, 5 de agosto de 2013

Viaje...

Nuevas experiencias, nuevas sensaciones,
cada ciudad una nueva aventura,
cada calle una nueva historia,
cada paso un nuevo recuerdo.

México lindo y querido...


viernes, 2 de agosto de 2013

Mis días sin ti...

"No puedo imaginar mi vida sin ti", pensé en algún momento.
Para mi sorpresa, ya no estas en ella.
Y en mi mente sólo está, la idea de que todo cambia,
la idea de cómo una persona puede salir de mi vida, así como así,
sin que la muerte lo haya tocado.

Mis días sin ti, siguen siendo mis días.
Con la diferencia de que ya no espero el momento de contarte cada detalle.
En este ultimo viaje, no estuviste en mi lista de recuerdos.
En ese concierto tan esperado, no te desee a mi lado.




miércoles, 17 de julio de 2013

Tractat del Lobo Estepario... -Hermann Hesse

No para cualquiera 

Érase una vez un individuo, de nombre Harry, llamado el lobo estepario. Andaba en dos pies, llevaba vestidos y era un hombre, pero en el fondo era, en verdad, un lobo estepario. Había aprendido mucho de lo que las personas con buen entendimiento pueden aprender, y era un hombre bastante inteligente. Pero lo que no había aprendido era una cosa: a estar satisfecho de sí mismo y de su vida. Esto no pudo conseguirlo. Acaso ello proviniera de que en el fondo de su corazón sabía (o creía saber) en todo momento que no era realmente un ser humano, sino un lobo de la estepa. Que discutan los inteligentes acerca de si era en realidad un lobo, si en alguna ocasión, acaso antes de su nacimiento ya, había sido convertido por arte de encantamiento de lobo en hombre, o si había nacido desde luego hombre, pero dotado del alma de un lobo estepario y poseído o dominado por ella, o por último, si esta creencia de ser un lobo no era más que un producto de su imaginación o de un estado patológico. No dejaría de ser posible, por ejemplo, que este hombre, en su niñez, hubiera sido acaso fiero e indómito y desordenado, que sus educadores hubiesen tratado de matar en él a la bestia y precisamente por eso hubieran hecho arraigar en su imaginación la idea de que, en efecto, era realmente una bestia, cubierta sólo de una tenue funda de educación y sentido humano. Mucho e interesante podría decirse de esto y hasta escribir libros sobre el particular; pero con ello no se prestaría servicio alguno al lobo estepario, pues para él era completamente indiferente que el lobo se hubiera introducido en su persona por arte de magia o a fuerza de golpes, o que se tratara sólo de una fantasía de su espíritu. Lo que los demás pudieran pensar de todo esto, y hasta lo que él mismo de ello pensara, no tenía valor para el propio interesado, no conseguiría de ningún modo ahuyentar al lobo de su persona. 

El lobo estepario tenía, por consiguiente, dos naturalezas, una humana y otra lobuna; ése era su sino. Y puede ser también que este sino no sea tan singular y raro. Se han visto ya muchos hombres que dentro de sí tenían no poco de perro, de zorro, de pez o de serpiente, sin que por eso hubiesen tenido mayores dificultades en la vida. En esta clase de personas vivían el hombre y el zorro, o el hombre y el pez, el uno junto al otro, y ninguno de los dos hacía daño a su compañero, es más, se ayudaban mutuamente, y en muchos hombres que han hecho buena carrera y son envidiados, fue más el zorro o el mono que el hombre quien hizo su fortuna. Esto lo sabe todo el mundo. En Harry, por el contrario, era otra cosa; en él no corrían el hombre y el lobo paralelamente, y mucho menos se prestaban mutua ayuda, sino que estaban en odio constante y mortal, y cada uno vivía exclusivamente para martirio del otro, y cuando dos son enemigos mortales y están dentro de una misma sangre y de una misma alma, entonces resulta una vida imposible. Pero en fin, cada uno tiene su suerte, y fácil no es ninguna. 

Ahora bien, a nuestro lobo estepario ocurría, como a todos los seres mixtos, que, en cuanto a su sentimiento, vivía naturalmente unas veces como lobo, otras como hombre; pero que cuando era lobo, el hombre en su interior estaba siempre en acecho, observando, enjuiciando y criticando, y en las épocas en que era hombre, hacía el lobo otro tanto. Por ejemplo, cuando Harry en su calidad de hombre tenía un bello pensamiento, o experimentaba una sensación noble y delicada, o ejecutaba una de las llamadas buenas acciones, entonces el lobo que llevaba dentro enseñaba los dientes, se reía y le mostraba con sangriento sarcasmo cuán ridícula le resultaba toda esta distinguida farsa a un lobo de la estepa, a un lobo que en su corazón tenía perfecta conciencia de lo que le sentaba bien, que era trotar solitario por las estepas, beber a ratos sangre o cazar una loba, y desde el punto de vista del lobo toda acción humana tenía entonces que resultar horriblemente cómica y absurda, estúpida y vana. Pero exactamente lo mismo ocurría cuando Harry se sentía lobo y obraba como tal, cuando le enseñaba los dientes a los demás, cuando respiraba odio y enemiga terribles hacia todos los hombres y sus maneras y costumbres mentidas y desnaturalizadas. Entonces era cuando se ponía en acecho en él precisamente la parte de hombre que llevaba, lo llamaba animal y bestia y le echaba a perder y le corrompía toda la satisfacción en su esencia de lobo, simple, salvaje y llena de salud. 

Así estaban las cosas con el lobo estepario, y es fácil imaginarse que Harry no llevaba precisamente una vida agradable y venturosa. Pero con esto no se quiere decir que fuera desgraciado en una medida singularísima (aunque a él mismo así le pareciese, como todo hombre cree que los sufrimientos que le han tocado en suerte son los mayores del mundo). 

Esto no debiera decirse de ninguna persona. Quien no lleva dentro un lobo, no tiene por eso que ser feliz tampoco. Y hasta la vida más desgraciada tiene también sus horas luminosas y sus pequeñas flores de ventura entre la arena y el peñascal. Y esto ocurría también al lobo estepario. Por lo general era muy desgraciado, eso no puede negarse, y también podía hacer desgraciados a otros, especialmente si los amaba y ellos a él. Pues todos los que le tomaban cariño, no veían nunca en él más que uno de los dos lados. Algunos le querían como hombre distinguido, inteligente y original y se quedaban aterrados y defraudados cuando de pronto descubrían en él al lobo. Y esto era irremediable, pues Harry quería, como todo individuo, ser amado en su totalidad y no podía, por lo mismo, principalmente ante aquellos cuyo afecto le importaba mucho, esconder al lobo y repudiarlo. Pero también había otros que precisamente amaban en él al lobo, precisamente a lo espontáneo, salvaje, indómito, peligroso y violento, y a éstos, a su vez, les producía luego extraordinaria decepción y pena que de pronto el fiero y perverso lobo fuera además un hombre, tuviera dentro de sí afanes de bondad y de dulzura y quisiera además escuchar a Mozart, leer versos y tener ideales de humanidad. 

Singularmente éstos eran, por lo general, los más decepcionados e irritados, y de este modo llevaba el lobo estepario su propia duplicidad y discordia interna también a todas las existencias extrañas con las que se ponía en contacto. 

Quien, sin embargo, suponga que conoce al lobo estepario y que puede imaginarse su vida deplorable y desgarrada, está, no obstante, equivocado, no sabe, ni con mucho, todo. 

No sabe (ya que no hay regla sin excepción y un solo pecador es en determinadas circunstancias preferido de Dios a noventa y nueve justos) que en el caso de Harry no dejaba de haber excepciones y momentos venturosos, que él podía dejar respirar, pensar y sentir alguna vez al lobo y alguna vez al hombre con libertad y sin molestarse, es más, que en momentos muy raros, hacían los dos alguna vez las paces y vivían juntos en amor y compañía, de modo que no sólo dormía el uno cuando el otro velaba, sino que ambos se fortalecían y cada uno de ellos redoblaba el valor del otro. También en la vida de este hombre parecía, como por doquiera en el mundo, que con frecuencia todo lo habitual, lo conocido, lo trivial y lo ordinario no habían de tener más objeto que lograr aquí o allí, un intervalo aunque fuera pequeñísimo, una interrupción, para hacer sitio a lo extraordinario, a lo maravilloso, a la gracia. Si estas horas breves y raras de felicidad compensaban y amortiguaban el destino siniestro del lobo estepario, de manera que la ventura y el infortunio en fin de cuentas quedaban equiparados, o si acaso todavía más, la dicha corta, pero intensa de aquellas pocas horas absorbía todo el sufrimiento y aun arrojaba un saldo favorable, ello es de nuevo una cuestión, sobre la cual la gente ociosa puede meditar a su gusto. También el lobo meditaba con frecuencia sobre ella, y éstos eran sus días más ociosos e inútiles. 

A propósito de esto, aún hay que decir una cosa. Hay bastantes personas de índole parecida a como era Harry; muchos artistas principalmente pertenecen a esta especie. 

Estos hombres tienen todos dentro de sí dos almas, dos naturalezas; en ellos existe lo divino y lo demoníaco, la sangre materna y la paterna, la capacidad de ventura y la capacidad de sufrimiento, tan hostiles y confusos lo uno junto y dentro de lo otro, como estaban en Harry el lobo y el hombre. Y estas personas, cuya existencia es muy agitada, viven a veces en sus raros momentos de felicidad algo tan fuerte y tan indeciblemente hermoso, la espuma de la dicha momentánea salta con frecuencia tan alta y deslumbrante por encima del mar del sufrimiento, que este breve relámpago de ventura alcanza y encanta radiante a otras personas. Así se producen, como preciosa y fugitiva espuma de felicidad sobre el mar de sufrimiento, todas aquellas obras de arte, en las cuales un solo hombre atormentado se eleva por un momento tan alto sobre su propio destino, que su dicha luce como una estrella, y a todos aquellos que la ven, les parece algo eterno y como su propio sueño de felicidad. Todos estos hombres, llámense como se quieran sus hechos y sus obras, no tienen realmente, por lo general, una verdadera vida, es decir, su vida no es ninguna esencia, no tiene forma, no son héroes o artistas o pensadores a la manera como otros son jueces, médicos, zapateros o maestros, sino que su existencia es un movimiento y un flujo y reflujo eternos y penosos, está infeliz y dolorosamente desgarrada, es terrible y no tiene sentido, si no se está dispuesto a ver dicho sentido precisamente en aquellos escasos sucesos, hechos, ideas y obras que irradian por encima del caos de una vida así. 

Entre los hombres de esta especie ha surgido el pensamiento peligroso y horrible de que acaso toda la vida humana no sea sino un tremendo error, un aborto violento y desgraciado de la madre universal, un ensayo salvaje y horriblemente desafortunado de la naturaleza. Pero también entre ellos es donde ha surgido la otra idea de que el hombre acaso no sea sólo un animal medio razonable, sino un hijo de los dioses y destinado a la inmortalidad. 

Toda especie humana tiene sus caracteres, sus sellos, cada una tiene sus virtudes y sus vicios, cada una, su pecado mortal. A los caracteres del lobo estepario pertenecía el que era un hombre nocturno. La mañana era para él una mala parte del día, que le asustaba y que nunca le trajo nada agradable. Nunca estuvo verdaderamente contento en una mañana cualquiera de su vida, nunca hizo nada bueno en las horas antes de mediodía, nunca tuvo buenas ocurrencias ni pudo proporcionarse a sí mismo ni a los demás alegrías en esas horas. Sólo en el transcurso de la tarde se iba entonando y animando, y únicamente hacia la noche se mostraba, en sus buenos días, fecundo, activo y a veces fogoso y alegre. Nunca ha tenido hombre alguno una necesidad más profunda y apasionada de independencia que él. En su juventud, siendo todavía pobre y costándole trabajo ganarse el pan, prefería pasar hambre y andar con los vestidos rotos, si así salvaba un poco de independencia. No se vendió nunca por dinero ni por comodidades, nunca a mujeres ni a poderosos; más de cien veces tiró y apartó de sí lo que a los ojos de todo el mundo constituía sus excelencias y ventajas, para conservar en cambio su libertad. Ninguna idea le era más odiosa y horrible que la de tener que ejercer un cargo, someterse a una distribución del tiempo, obedecer a otros. Una oficina, una cancillería, un negociado eran cosas para él tan execrables como la muerte, y lo más terrible que pudo vivir en sueños fue la reclusión en un cuartel. A todas estas situaciones supo sustraerse, a veces mediante grandes sacrificios. En esto estaba su fortaleza y su virtud, aquí era inflexible, aquí era su carácter firme y rectilíneo. Pero a esta virtud estaban íntimamente ligados su sufrimiento y su destino. Le sucedía lo que les sucede a todos; lo que él, por un impulso muy íntimo de su ser, buscó y anheló con la mayor obstinación, logró obtenerlo, pero en mayor medida de la que es conveniente a los hombres. En un principio fue su sueño y su ventura, después su amargo destino. El hombre poderoso en el poder sucumbe; el hombre del dinero, en el dinero; el servil y humilde, en el servicio; el que busca el placer, en los placeres. Y así sucumbió el lobo estepario en su independencia. Alcanzó su objetivo, fue cada vez más independiente, nadie tenía nada que ordenarle, a nadie tenía que ajustar sus actos, sólo y libremente determinaba él a su antojo lo que había de hacer y lo que había de dejar. Pues todo hombre fuerte alcanza indefectiblemente aquello que va buscando con verdadero ahínco. Pero en medio de la libertad lograda se dio bien pronto cuenta Harry de que esa su independencia era una muerte, que estaba solo, que el mundo lo abandonaba de un modo siniestro, que los hombres no le importaban nada; es más, que él mismo a sí tampoco, que lentamente iba ahogándose en una atmósfera cada vez más tenue de falta de trato y de aislamiento. 

Porque ya resultaba que la soledad y la independencia no eran su afán y su objetivo, eran su destino y su condenación, que su mágico deseo se había cumplido y ya no era posible retirarlo, que ya no servía de nada extender los brazos abiertos lleno de nostalgia y con el corazón henchido de buena voluntad, brindando solidaridad y unión; ahora lo dejaban solo. Y no es que fuera odioso y detestado y antipático a los demás. Al contrario, tenía muchos amigos. Muchos lo querían bien. Pero siempre era únicamente simpatía y amabilidad lo que encontraba; lo invitaban, le hacían regalos, le escribían bonitas cartas, pero nadie se le aproximaba espiritualmente, por ninguna parte surgía compenetración con nadie, y nadie estaba dispuesto ni era capaz de compartir su vida. Ahora lo envolvía el ambiente de soledad, una atmósfera de quietud, un apartamiento del mundo que lo rodeaba, una incapacidad de relación, contra la cual no podía nada ni la voluntad, ni el afán, ni la nostalgia. Este era uno de los caracteres más importantes de su vida. 

Otro era que había que clasificarlo entre los suicidas. Aquí debe decirse que es erróneo llamar suicidas sólo a las personas que se asesinan realmente. Entre éstas hay, sin embargo, muchas que se hacen suicidas en cierto modo por casualidad y de cuya esencia no forma parte el suicidismo. Entre los hombres sin personalidad, sin sello marcado, sin fuerte destino, entre los hombres adocenados y de rebaño hay muchos que perecen por suicidio, sin pertenecer por eso en toda su característica al tipo de los suicidas, en tanto que, por otra parte, de aquellos que por su naturaleza deben contarse entre los suicidas, muchos, quizá la mayoría, no ponen nunca mano sobre sí en la realidad. El «suicida» -y Harry era uno- no es absolutamente preciso que esté en una relación especialmente violenta con la muerte; esto puede darse también sin ser suicida. Pero es peculiar del suicida sentir su yo, lo mismo da con razón que sin ella, como un germen especialmente peligroso, incierto y comprometido, que se considera siempre muy expuesto y en peligro, como si estuviera sobre el pico estrechísimo de una roca, donde un pequeño empuje externo o una ligera debilidad interior bastarían para precipitarlo en el vacío. Esta clase de hombres se caracteriza en la trayectoria de su destino porque el suicidio es para ellos el modo más probable de morir, al menos según su propia idea. Este temperamento, que casi siempre se manifiesta ya en la primera juventud y no abandona a estos hombres durante toda su vida, no presupone de ninguna manera una fuerza vital especialmente debilitada; por el contrario, entre los «suicidas» se hallan naturalezas extraordinariamente duras, ambiciosas y hasta audaces. Pero así como hay naturalezas que a la menor indisposición propenden a la fiebre, así estas naturalezas, que llamamos «suicidas», y que son siempre muy delicadas y sensibles, propenden, a la más pequeña conmoción, a entregarse intensamente a la idea del suicidio. Si tuviéramos una ciencia con el valor y la fuerza de responsabilidad para ocuparse del hombre y no solamente de los mecanismos de los fenómenos vitales, si tuviéramos algo como lo que debiera ser una antropología, algo así como una psicología, serían conocidas estas realidades de todo el mundo. 

Lo que hemos dicho aquí acerca de los suicidas se refiere todo, naturalmente, a la superficie, es psicología, esto es, un pedazo de física. Metafísicamente considerada, la cuestión está de otro modo y mucho más clara, pues en este sentido los «suicidas» se nos ofrecen como los atacados del sentimiento de la individuación, como aquellas almas para las cuales ya no es fin de su vida sus propias perfección y evolución, sino su disolución, tornando a la madre, a Dios, al todo. De estas naturalezas hay muchísimas perfectamente incapaces de cometer jamás el suicidio real, porque han reconocido profundamente su pecado. Para nosotros, son, sin embargo, suicidas, pues ven la redención en la muerte, no en la vida; están dispuestos a eliminarse y entregarse, a extinguirse y volver al principio. Como toda fuerza puede también convertirse en una flaqueza (es más, en determinadas circunstancias se convierte necesariamente), así puede a la inversa el suicida típico hacer a menudo de su aparente debilidad una fuerza y un apoyo, lo hace en efecto con extraordinaria frecuencia. Entre estos casos cuenta también el de Harry, el lobo estepario. 

Como millares de su especie, de la idea de que en todo momento le estaba abierto el camino de la muerte no sólo se hacía una trama fantástica melancólico-infantil, sino que de la misma idea se forjaba un consuelo y un sostén. Ciertamente que en él, como en todos los individuos de su clase, toda conmoción, todo dolor, toda mala situación en la vida, despertaba al punto el deseo de sustraerse a ella por medio de la muerte. Pero poco a poco se creó de esta predisposición una filosofía útil para la vida. La familiaridad con la idea de que aquella salida extrema estaba constantemente abierta, le daba fuerza, lo hacía curioso para apurar los dolores y las situaciones desagradables, y cuando le iba muy mal, podía expresar su sentimiento con feroz alegría, con una especie de maligna alegría: «Tengo gran curiosidad por ver cuánto es realmente capaz de aguantar un hombre. En cuanto alcance el límite de lo soportable, no habrá más que abrir la puerta y ya estaré fuera.» 

Hay muchos suicidas que de esta idea logran extraer fuerzas extraordinarias. Por otra parte, a todos los suicidas les es familiar la lucha con la tentación del suicidio. Todos saben muy bien, en alguno de los rincones de su alma, que el suicidio es, en efecto, una salida, pero muy vergonzante e ilegal, que en el fondo, es más noble y más bello dejarse vencer y sucumbir por la vida misma que por la propia mano. Esta conciencia, esta mala conciencia, cuyo origen es el mismo que el de la mala conciencia de los llamados autosatisfechos, obliga a los suicidas a una lucha constante contra su tentación. Estos luchan, como lucha el cleptómano contra su vicio. También al lobo estepario le era perfectamente conocida esta lucha; con toda clase de armas la había sostenido. 

Finalmente, llegó, a la edad de unos cuarenta y siete años, a una ocurrencia feliz y no exenta de humorismo, que le producía gran alegría. Fijó la fecha en que cumpliera cincuenta años como el día en el cual había de poder permitirse el suicidio. En dicho día, así lo convino consigo mismo, habría de estar en libertad de utilizar la salida para caso de apuro, o no utilizarla, según el cariz del tiempo. Aunque le pasase lo que quisiera, aunque se pusiera enfermo, perdiese su dinero, experimentara sufrimientos y amarguras, ¡todo estaba emplazado, todo podía a lo sumo durar estos pocos años, meses, días, cuyo número iba disminuyendo constantemente! Y, en efecto, soportaba ahora con mucha más facilidad muchas incomodidades que antes lo martirizaban más y más tiempo, y acaso lo conmovían hasta los tuétanos. Cuando por cualquier motivo le iba particularmente mal, cuando a la desolación, al aislamiento y a la depravación de su vida se le agregaban además dolores o pérdidas especiales, entonces podía decirles a los dolores: « ¡Esperad dos años no más y seré vuestro dueño!» Y luego se abismaba con cariño en la idea de que el día en que cumpliera los cincuenta años, llegarían por la mañana las cartas y las felicitaciones, mientras que él, seguro de su navaja de afeitar, se despedía de todos los dolores y cerraba la puerta tras sí. Entonces verían la gota en las articulaciones, la melancolía, el dolor de cabeza y el dolor de estómago dónde se quedaban...



lunes, 15 de julio de 2013

Etapa...

Empiezo una nueva etapa,
Y si bien a esta edad no se puede empezar de cero,
Por lo menos decido qué llevarme y qué dejar.

Por lo pronto, dejo en esa habitación en la que viví estos últimos dos años,
Todos esos recuerdos que me hicieron daño en algún momento,
El recuerdo de las desilusiones amorosas,
El recuerdo de su regreso y el de su nueva partida,
El recuerdo de esas platicas de media noche,
El recuerdo de sus promesas sin cumplir,
El recuerdo de sus mentiras,
Y el recuerdo del llanto que parecía nunca tener consuelo.

Ahora, hay una nueva calle,
Hay nuevas paredes, que dan morada a mi soledad,
Hay nuevos muebles,
Incluso hasta nuevas sabanas.

Y a todo esto, se añade un nuevo viaje.

Todo parece ir en la dirección correcta…


viernes, 12 de julio de 2013

¿Cómo?..

A veces son soportables ciertos dolores, físicos o emocionales,
Se pueden soportar ciertas desilusiones,
Hasta ciertas mentiras, ciertos engaños,

Pero, cómo soportar la necesidad de abrazarte,
Cómo soportar la tentación de darte un beso,
Cómo soportar la ausencia de tu mano entrelazada a la mía,
Cómo soportar la soledad de no tenerte a mi lado.


martes, 9 de julio de 2013

¿Y ahora?..

Y ahora que ya no te extraño;
¿De qué voy a escribir?
¿A quién dedicare mis líneas?
¿Dormiré todos los días a una hora “normal”?
¿Por quién brindare en ese último trago de tequila?

Ahora que ya no causas llanto;
Mi almohada y mis mejillas
Quedaran en sequía.

¿Olvido?
No, no se llama olvido a esto que me refiero,
Se llama TIEMPO, así con mayúsculas,
NADA es para siempre.




martes, 2 de julio de 2013

Varios...

Teníamos ya un lazo que nos unía sin conocernos, una historia que compartir sin necesidad de haber cruzado una mirada. Tú allá, con un libro de Hermann Hesse, yo aquí, con un libro de ¿?, ambos tratando de entender cada palabra escrita en ellos, tratando de relacionarlo con los momentos vividos, cada uno en su respectivo espacio. Te preguntaras; -¿Qué tienen que ver esos autores entre sí para que nos unan?- La respuesta es muy simple; el solo hecho de que uno es el autor favorito del otro y viceversa.
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Y así, nuestras soledades se pueden unir, escribirá sobre eso, pero Benedetti lo ha hecho ya, y lo ha hecho bien.
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Supón que me tienes frente a ti, qué sentirás; con el roce de mi mano sobre tu cara, el cómo entrelazo tu cabello entre mis dedos, el cómo sostengo tu cabeza con ambas manos en dirección a mí para que tu mirada no se pierda en algún otro lugar de la habitación, qué sentirás con mi mirada clavada en la tuya, ¿escucharas el latir de mi corazón acelerándose al sentirte tan cerca?
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Y si por lo menos existiera ese momento, en el que todo se queda quieto por un segundo, en el que mi mente no pelee con el corazón, queriendo hacerle entender por qué las cosas no se pueden dar como él quiere, en donde mi corazón no conduzcan las lágrimas a los ojos, en señal de una nueva derrota y en donde los ojos no le pasen a la mente la imagen de tu rostro que parece quiere habitar en ella por siempre.
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Y paso lo que tanto temía, estas ya con alguien más, tus pensamientos, tu tiempo, tus te quiero, tus te amo, tus palabras más bonitas son para alguien más, y aunque ya presentía que esto pasaría, no sé cómo manejar la situación, no sé como hacer que no me interese, que no me cause dolor, que mi corazón no lo resienta, que mi mente lo entienda. Y tal vez suene muy pesimista, pero no creo poder encontrar a alguien como tú, que llene mis expectativas como lo has hecho, que me guste tanto como tú, que cause en mi tanta emoción como tú. Ahora dime corazón como lo sacaras, si dímelo tu corazón, que fuiste quien lo dejo entrar.
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Creo que estoy enamorada, mis pensamientos ya no los controlo, empiezo imaginando las cosas más simples y no sé cómo, pero de repente ya estás ahí, ocupando mi mente, desenredando un sinfín de conversaciones. Tal vez no este enamorada, solo loca, pero entonces ¿qué es el amor sin locura? Es nada… Aunque esto no es amor, es solo un enamoramiento, me atrevo a llamarlo así, pues se distinguir perfectamente una simple ilusión, esas las he tenido muchas veces, esta vez es diferente, se siente diferente, se vive diferente, aunque tiene el mismo resultado: rechazo.
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Eres ya un pasado que se está dejando olvidar, un recuerdo que poco a poco se borra de mi mente, como esa sensación de un vacío que se va llenando con un nuevo sentimiento, con una nueva ilusión, con un nuevo sueño, con un nuevo querer.
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Promesas sin cumplir, aun no entiendo como para los demás es tan fácil decir y no hacer, hablar solo por hablar, a nadie importan ya las palabras, ya nadie escribe una carta, ahora solo usan las frases de otros para decirle a alguien más lo que sienten, una imagen con una frase que ni siquiera se dieron el tiempo de hacer, usando la imaginación y creatividad de alguien más para dar a conocer sus sentimientos, puede ser válido, pero entonces, todo lo que dices sentir es una copia del sentimiento de alguien más, antes eran las tarjetas, ahora son las etiquetas en alguna red social, ya nada es real, ya nada es sincero, ya nada es auténtico, ya todo es solo ciencia ficción en el corazón.
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Tengo que dejarte ir, me dije ese día cuando sentí que mi corazón se partió en mil pedazos por tu falta de interés hacia mi inesperada confesión, pero soy mala para cumplir las obligaciones, solo quedaba dejar pasar el tiempo, el tengo se convertiría en un quiero, ese vacío que me impedía comer por días enteros, volvería a llenarse poco a poco... pero por qué de repente todo regresa, ese sentimiento, esa ilusión, ese deseo, por qué no se puede ir por completo?...
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Y las cosas nunca se dan como a uno le gustaría, para que abrazarme y besarme si no ibas a querer algo más, para que hacerme sentir especial, si lo único que necesitas es una amiga que te escuche, solo eso quieres de mí, entonces no me trates como alguien especial, porque mi corazón no puede con un rechazo más.
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Encontrémonos pues, como dice Benedetti; “mirando en la noche al cielo, tú allá y yo aquí”, buscando en cada estrella lo que uno desea del otro, dejando a la luna como testigo de cada pensamiento. Vamos haciendo realidad cada deseo, cada pensamiento, cada sueño, dejémonos llevar por este sentimiento, sin miedos, sin prisas, pero sin mentiras y sin rencores.
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Alejándome de la realidad, te pienso, tanto que imagino un sinfín de convivencias contigo, conversaciones que al parecer jamás tendremos…

Le ruego a la lluvia que no se mezcle con mis lágrimas, que esa nube negra no oscurezca más este rincón al que vengo a desahogarme…

Ya solo nos quedan los silencios, incómodos tal vez, después de decirnos tanto.
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Ya es tiempo de decir adiós,
ese adiós que ya se veía venir desde hace meses,
lo he tratado de posponer,
creyendo que el tiempo cambiara esa idea,
pero solo la hace más fuerte.
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No me reproches corazón, recuerda que te lo advertí, ya se veía venir esta situación, lo sé, tú solo querías a alguien de momento, que necesitabas desesperadamente un abrazo, citas que empezaran con besos que parecían nunca terminar, esas palabras tan dulces al oído, que necesitabas sentirte querido por alguien, importante desde muy temprana hora para esa persona, que te buscara a cualquier hora del día para decirte te quiero, te extraño, alguien que antes de dormir te dijera que soñaría contigo, también sé, que mientras duró, te sentiste especial, como hace mucho nadie te hacía sentir, pero lo sabias, sabias desde un principio que no duraría mucho, quisiste hacerte el fuerte y hacerme creer que esta vez no dolería, pero ahora te tengo aquí, estos días nublados llorando por no tenerlo solo para ti…
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Una noche de lluvia, música bohemia y con cerveza en mano, trato de no recordar tu olvido, de no pensarte en de la misma forma de antes, de dejar ir el dolor de tu ausencia, de tu indiferencia.
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Ultima carta…

Tal vez sea tonto lo que haré, pero me jugare mi última carta, regresaré, tal vez te busque en cuanto llegue, tal vez no lo haga hasta dentro de algunos meses, pero te buscaré, te tendré conmigo tal vez un minuto, una hora o toda una noche, me jugaré todas mis cartas, te transmitiré todo mi sentir, con mis palabras, con mi mirada, con mis acciones, con todo lo que pueda te haré saber lo que significas para mí, llegará la despedida, y será ahí cuando tu tomarás la decisión, si cuando nos separemos del abrazo, quieres algo más que una amistad, solo tendrás que decir: quédate… de lo contrario, si no te nace decir esas palabras no digas más que un: adiós. Escuchando esto último, tal vez me quede por siempre ahí, en el mismo lugar pero sin ti, aunque lo más seguro es que termine yéndome lejos, que por fin me aleje de ti, física y mentalmente.


jueves, 27 de junio de 2013

Espinas...

Las espinas van saliendo de una en una
Estaban clavadas ahí, en el corazón
Se fueron acumulando poco a poco
Vinieron de ti, de él, del otro, hasta de mí.
La primera fue la más difícil,
El vacío que dejó, tardó varias semanas (tal vez meses) en llenarse,
costo muchas noches de llanto,
y claro esas mismas noches de insomnio.
Y, cada una va saliendo poco a poco,
Dejando un vacío nuevo y diferente.
Y cuando todas se hayan ido,
Podre decir como El Salmón:
"Ya no tengo espinas clavadas en el corazón...♪"






lunes, 24 de junio de 2013

Pensamientos...

Pensamientos perdidos,
en ese rincón oscuro de la habitación
van y vienen a mi mente, sin control alguno
algunos tienen tu nombre
otro el nombre de él
otros más, las añoranzas de lo nunca vivido
y muchos más, los recuerdos de las noches de luna llena.




domingo, 23 de junio de 2013

Nostalgia de esa noche de luna llena con El Salmón...

Andrés Calamaro.
No soy su fan número uno, ni siquiera me sé todas sus canciones, no me sé los nombres de sus discos ni cuantos ha sacado a lo largo de su trayectoria musical, pero lo que sé, es que la noche del 22 de Junio del 2013, hizo que quedara marcada en mi vida por el resto que quede de ella, él y los músicos que los acompañan hicieron que mi piel se erizara con cada canción, escucharlo entonar un tango fue lo mejor, era algo que deseaba y se me cumplió, así como corear la de "crímenes perfectos", bueno y la de "te quiero igual" ni se diga. Desde su entrada demostró la sencilla persona que es, ver que al chavo que se subió al escenario lo dejara cantar unas cuantas palabras de la canción y accediera sencillamente a la foto que le pidió, habla de una excelente persona, también recibió con gusto las playeras que alguien del publico le dio, una de México y otra de Argentina, y como olvidar su sentido del humor refiriéndose al auditorio como el "bananamex"...
Quisiera poder expresar cada una de las sensaciones que viví esa noche, pero en esta ocasión las palabras salen sobrando. Lo mejor se queda en el corazón, así como dice una de las canciones del Salmón: "Yo se que siempre hay algo que no podemos olvidar, son esas cosas que en el corazón siempre estarán ♪"... Esa noche y Andrés y Germán (si, me enamoré de Germán♥ jaja), se quedan en mi corazón por SIEMPRE!





miércoles, 12 de junio de 2013

Soledad...

Y este, ni se diga, la soledad es la que ha marcado mi vida completamente, asi que me queda como anillo al dedo.


Soledad...
Eterna amiga de mi alma,
que matas mi fe y mi esperanza,
que haces reprimir los deseos mas intensos de un amor verdadero,

Soledad...
Has sido mi única compañía por tantos años por tantos días,
y aun así me haces sufrir y no logro acostumbrarme todavía entre tus brazos vivir ...

¿Por qué soledad, porque yo?
por qué te quedas a mi lado si yo no te elegí ...
Sabes lo mucho que he extrañado;
una sonrisa alegre que diga te amo...
unos labios intensos que hablen al besarlos y la mirada tierna de unos ojos enamorados,
Y tú...
te quedas aquí...
fiel compañera enemiga de mis dichas y amiga de mis llantos,
un millar de almas frente a mi alma,
y tú,
encadenada junto a mis noches,
a cuatro paredes cansadas de fracasos,
has hecho que solo vea el oscuro silencio de tus brazos...

¡ay! Soledad...
¡vete de mi lado! no quiero verte,
no quiero palpar tu inmensidad,
tu grandeza hace pequeñas mis fuerzas,
y agranda el deseo al ocaso de mi vida avanzar,
has penetrado mi existencia,
mi alma y en ellas te disfrazas,
asesina de mis sueños,
madre del desconsuelo,
de mis albas frías y manantiales de barro,
trizas has hecho de mi sonrisa y de mis encantos...

¿qué mas esperas de mi?
Tal vez deseas de mi vida sus pedazos, te cedo hoy todo,
todo lo dejo en tus frías manos...
A cambio de un beso... profundo beso de amor... en la última agonía y a Dios de mi corazón cansado.

Colaboración de M. Carolina Siggelkow L. Chile


Solo recuerdos...

Esto lo encontré hace mucho buscando en Internet...
Son de esos escritos que parece fueron hechos especialmente para ti...

Solo recuerdos...

Tengo varios recuerdos vagos de mi infancia, veo a la niña tímida, pero feliz, despreocupada por lo que giraba alrededor.
Viviendo en su mundo día a día, sin pensar en el pasado, ni en el presente, sin pensar en mucho menos en el futuro incierto que le esperaba.

Ese futuro que en alguna ocasión anheló a que llegara a pasos agigantados, pensaba que al cumplir la mayoría de edad sus problemas se resolverían, no obstante sin imaginar que lo compondría solo sueños no alcanzados, sueños no iluminados por densa oscuridad.

Aun la veo con el anhelo de convertirse en una gran mujer, una buena hija, gran amiga, buena esposa, lo cierto es que ahora nada de eso se ha realizado, su vida ha quedado truncada por un sueño el cual pensó que una vez lográndolo el mundo entero se pondría a sus pies.

Ahora esa niña convertida en un cuerpo mas, ve tristemente como su vida va pasando, como llega a ella gente que ha dejado huella, otros tanto que son solo un recuerdo amargo en el presente.

Sigue viendo en sus sueños a una persona que estuvo con ella por mas de cuatro años a su lado, cuatro años en los cual nunca se dio cuenta que tenía al ser amado... cuatro años de cuestionamientos y pensamientos grandemente perdidos en el olvido.

Recuerda aun cuando lo conoció, desde el momento en que lo vio a los ojos supo que dejaría huella en ella, supo que ni todas las aguas del Atlántico apagarían esa chispa que había hecho crecer en su corazón y que mas tarde se convertiría en fuego, gracias a sus caricias, miradas, tratos y besos.

Ella sabe bien que nunca podrá tenerlo junto a ella por el resto de su vida, sabe bien que primero caerán las estrellas del cielo sin quedar una sola que ilumine el Firmamento, sabe que tendrá que ocurrir algo semejante antes de volver a sentir sus brazos deslizándose por su piel, antes de sentir sus labios junto a los suyos, simplemente sabe bien que eso nunca ocurrirá...

Es por eso que solo recurre a sus recuerdos que un día los vio a todo color.

Solo se refugia en sus pensamientos y sus ideales.

Sigue flotando en la burbuja de jabón que ella misma se ha creado como protección, burbuja de jabón que a veces se vuelve de hierro y a veces de hielo por temor a ser destruida, pero lo que si nunca olvidará es que sigue siendo tan solo una burbuja de jabón y como todo mundo sabe, algún día explotará....



Colaboración de Claudia Tobias


martes, 4 de junio de 2013

Esperando...

Te he esperado por mucho tiempo,
Siendo sincera; comienzo a impacientarme,
Y es que ha habido tantas personas pretendiendo ser tú,
A veces me engañan muy bien.

¿Dónde estás?
¿Te estas escondiendo?
¿A caso es una broma tu ausencia?
¿Cuándo llegaras?

Y es que, ¿No te das cuenta la falta que me haces?
No sé cuánto tiempo más podré soportar.

Pero, ¿Y cómo te reconoceré?
A veces me da miedo,
Que un impostor, se quede con este,
Mi amor que es para ti.